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Si tu bebé no quiere comer lo más importante es mantener la tranquilidad, no alarmarte y valorar si existen factores externos, como un viaje, un cambio de residencia o ruidos no habituales, que puedan influir en que tu bebe no quiera comer. También puede ser una de las crisis que acompañan las etapas del desarrollo infantil habitual. En este post te contamos qué puedes hacer ante un bebé que no quiere comer, en cada una de las etapas de crecimiento.
¿Qué hacer ante un bebé que no quiere comer?
Lo principal es que observes y confíes en tu intuición. Tú conoces a tu bebé mejor que nadie. Si, además de la falta de hambre, observas en tu bebé otras señales, como fiebre, reacciones dérmicas, cambio en el tono de su piel… acude a tu pediatra de confianza y consulta tus dudas, para que pueda valorar el conjunto de síntomas.
Si, por el contrario, tu bebé está como siempre pero ha perdido el interés por la comida, lo más probable es que esté viviendo una crisis de crecimiento.
Ciertamente, si el bebé no quiere comer puede inquietar mucho, llegando incluso a agobiarnos, pero es importante recordar que el desarrollo de los bebés no es lineal, sino que pasa por diversas etapas y ciclos, que varían según la edad.
La OMS (Organización Mundial de la Salud) recomienda que, para un buen desarrollo del bebé, la Lactancia Materna Exclusiva (LME) se prolongue durante los seis primeros meses de vida, pues se trata del alimento más completo y personal para cada bebé. Al alcanzar los seis meses de vida se pueden empezar a introducir diferentes alimentos, según las necesidades nutritivas, con un amplio abanico de ingredientes.
Las crisis de crecimiento
Durante los primeros meses se dan varias crisis de crecimiento, o fases, en las que el bebé parece no comer, o está inquieto:
La crisis de los 17-20 días
Los primeros días de vida suelen ser bastante regulares en los ciclos de dormir y comer. Tras la tercera semana, los bebés experimentan la primera crisis y su comportamiento cambia: quieren mamar más, lloran si no están al pecho, y regurgitan leche pero quieren seguir mamando.
Esto sucede porque necesitan aumentar la producción de leche, por lo que durante dos o tres días están más “enganchados” al pecho. Transcurridos estos días, se retoma su curso habitual de demanda.
La crisis de las 6 – 7 semanas
Aproximadamente al mes y medio el bebé pasa por otra gran crisis de lactancia, porque de nuevo necesita más producción de leche: aumenta la demanda y está más nervioso en las tomas (da tirones, llora mamando…).
En esta fase también se produce un cambio en el sabor de la leche, pasando a ser más salada, y a algunos bebés esto no les gusta. Igual que en la crisis anterior, tras unos días el bebé vuelve a su patrón previo.
La crisis de los 3 meses
Esta es la crisis más delicada, pues tarda un mes en superarse. Además, suele coincidir con la proximidad al fin de la baja materna, lo que incrementa el estrés, ya que empieza la preparación para el proceso de separación que se acerca.
Con tres meses tu bebé ya sabe succionar muy bien, por lo que ya no pide pecho tan a menudo. Además, notarás los pechos más blandos, lo que puede llevarte a pensar que no estás produciendo suficiente leche.
En esta fase, el bebé se distrae más estando al pecho, y mama mejor en penumbra, en un ambiente tranquilo. El bebé engorda menos, por lo que puede dar la sensación de que pasa hambre. Pero todas estas situaciones son perfectamente normales, si entendemos qué está pasando.
A los tres meses se modifica el sistema de producción de la leche, y pasa de acumularse en los pechos, a ser capaz de producir la cantidad necesaria en el momento de la succión. Este cambio implica que el bebé debe mamar, esperar y volver a mamar. La leche no está acumulada y dispuesta, por lo que el bebé debe esperar, lo que no le gusta. Esta es la razón por la que esta crisis puede durar un mes.
Es una etapa delicada porque, con el estrés del momento, muchas madres recurren a la lactancia artificial, dando paso al destete, cuando, si se entiende esta fase, muchas mujeres no abandonarán la lactancia materna precozmente, con la sensación equivocada de que les falta leche o de rechazo por parte del bebe.
Y a partir de los 6 meses, ¿qué hago si mi bebé no quiere comer?
A esta edad tu bebé empieza la introducción de la alimentación complementaria. Es una etapa totalmente nueva para la familia. El bebé entra en una etapa de descubrimiento y experimentación, momento que puedes aprovechar para que tenga una relación sana con la comida.
Frutas y verduras, crudas y en grandes trozos, para conocer chupando y mordiendo, o trituradas y cocidas, carnes, pescados y hortalizas… Cuanta más variedad ofrezcas a tu bebé mejor os conoceréis.
Muy importante: ten paciencia. Habrá alimentos que resultarán más sencillos que otros de introducir. Puedes incluso optar por alimentos que no estén en tu dieta habitual.
A los 6 meses la dieta aún se basa en leche. Al empezar con la complementaria verás que no come grandes cantidades: más bien descubre. Algunos bebés muestran gran interés por los nuevos sabores y puede que con 7 meses reduzcan su interés por la leche. Sigue tu intuición y observa a tu bebe.
Al año se produce una desaceleración en su crecimiento. Esto suele provocar una menor necesidad calórica, y además se vuelven más selectivos con los alimentos. Normalmente la demanda de leche se mantiene, o incluso aumenta.
Además de estas crisis o fases, los bebés pueden pasar unos días de enfermedad o dolencia, lo que hará que aumente su inapetencia.
¿Qué hago si mi bebé no quiere comer? Algunos trucos
- Es preferible no empezar con los sólidos demasiado pronto. Algunos bebés no tienen el estómago maduro antes de los 6 meses.
- Deja que juegue y experimente con la comida, que la huela o la aplaste. Después de saciar su curiosidad querrá probarla.
- Procura que, siempre que sea posible, la hora de la comida sea un momento social con toda la familia. La imitación es muy importante.
No le presiones. El típico “venga, otra cucharadita más” no da buenos resultados. Negociar y pelear tampoco ayuda. Dale un enfoque positivo y no negocies con dulces, porque afectará en su relación con determinados alimentos. Respeta sus signos de saciedad. - Vigila la temperatura. Adaptate a cómo le guste cada comida a tu bebé. Aunque pueda resultar extraño, sobre todo si te gusta la comida muy caliente, el estómago funciona mejor con alimentos a temperatura ambiente. No dejes de probar si tu bebe prefiere la comida más fría de lo que consideras habitual. Lo importante es que encuentre su manera de disfrutar comiendo.
- No le obligues a comer cosas que no le gustan. El paladar evoluciona y tu bebé está descubriendo qué le gusta y qué no. Asume que hay alimentos que no le gustan, aunque no dejes de ofrecerlos: puede que un día te sorprenda.
- Evita, en la medida de lo posible, alimentos procesados, como la miel, las infusiones o el té. Su organismo puede no estar preparado, o incluso ser alérgico. Incorporar frutas o yogur natural son dos buenas alternativas.
En definitiva, si tu bebé no quiere comer, ofrécele variedad de ingredientes y preparaciones. Puede que prefiera la fruta en compota en lugar de fresca, o las verduras salteadas en lugar de en puré. Prueba y observa, y si ves que este comportamiento se alarga no dudes en consultar a tu pediatra de confianza para que valore la situación.