Cada vez son más los formatos que se van introduciendo en el mercado, en polvo, en comprimidos, líquidos… pero al final siempre nos surgen dudas, ¿ Cuál será el más inocuo: sacarina, aspartamo, ciclamato…?
Hasta hoy su uso normal es seguro, los que están regulados por la FAO (ciclamato, aspartamo, sucralosa, acesulfame K, stevia…). Así se creo IDA: la cantidad de edulcorante que se puede consumir diariamente durante toda la vida sin que exista ningún riesgo para la salud. Se expresa mediante mg de edulcorante por kg de peso. Por lo que hay que tener en cuenta también los edulcorantes que se ingieren a través de los alimentos, como bebidas, galletas, alimentos light… para no sobrepasar la cantidad máxima de edulcorante al día.
Entonces… ¿Cuál elijo? Simplemente fíjate en el uso que vas a darle, si es para saborizar elige el que más te guste, y la forma que más te agrade, ahora sí , si lo vas a utilizar para cocinar, o usar a altas temperaturas debes saber que hay algunos que no son adecuados, ya que amarguean por ser sensibles al calor, dentro de ellos está el aspartamo y la sacarina.
También saber que el aspartamo, tras su degradación da fenilalanina, por lo que no sería adecuada para personas que tienen fenilcetonuria*.
La diferencia entre todos, sería su grado de dulzor (el ciclamato es uno de los que menos poder edulcorante posee por eso se suele mezclar con otros), su estabilidad según la temperatura, y si aportan calorías o no (siendo despreciable,los que aportan calorías).
* Lo que quiere decir que por ejemplo una persona de 60 kg en el caso del aspartamo podría consumir como máximo 900mg al día, y de sacarina 300mg al día, tened en cuenta que muchas bebidas, o alimentos contienen edulcorantes pero no nos indican la cantidad de ellos que poseen… ¡Cuidado!
Hoy os he hablado de algunos edulcorantes, como son los intensivos, pero también existen otros, los edulcorantes de carga; estos son más utilizados en caramelos, chicles…
Mi recomendación es que sigáis hábitos saludables, recurrir a los edulcorantes en caso de padecer obesidad o diabetes, y siempre controlando la IDA de cada uno de ellos, eligiendo el que más se adecue a nuestro paladar.