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¿Es mi bebé intolerante a la lactosa? La intolerancia a la lactosa se produce por una disminución de una enzima, la lactasa, que se localiza en el intestino y es la encargada de transformar la lactosa, un tipo de azúcar que se encuentra en la leche y los productos lácteos, en azúcares más simples.
Pero… ¿Es intolerante a la lactosa o alérgico a la proteína de la leche?
Es bastante común la confusión entre la intolerancia a la lactosa y la alergia a la proteína de la leche.
La leche de vaca contiene diferentes tipos de proteínas, la más importante y mayoritaria es la caseína, vitaminas, lactosa (el azúcar presente en la leche) y grasas.
Alergia a la proteína de la leche de vaca o APLV
Se produce porque el organismo detecta las proteínas de la leche como “dañinas” generando una respuesta exagerada del Sistema Inmunitario, iniciando una liberación de sustancias químicas, entre ellas la histamina. Esta serie de sustancias son las que desencadenan los signos y síntomas de una reacción alérgica.
Intolerancia a la lactosa
Es la incapacidad del organismo para digerir la lactosa. Esta intolerancia se produce cuando el organismo no produce suficiente enzima lactasa. Así que en lugar de ser digerida y absorbida, la lactosa permanece en el intestino y allí es fermentada por la flora intestinal, generando gases y sustancias que hacen que las heces se vuelvan más blandas, causando todo esto problemas gastrointestinales.
¿Puede ser el bebé más o menos intolerante a la lactosa?
Sí, y la tolerancia puede llegar a corregirse o permanecer toda la vida.
Puede tratarse de una intolerancia primaria, secundaria o congénita. La más común es la primaria y suele darse más en niños de edades comprendidas entre los cinco y los siete años. La intolerancia secundaria a la lactosa es más común en lactantes, pudiendo desarrollarse esa intolerancia por daños intestinales causados por una enfermedad, una intervención quirúrgica o ciertos medicamentos. En ciertas ocasiones puede darse por un episodio de gastroenteritis. En estos casos la intolerancia puede ser temporal o permanente.
Por último, los casos más raros que sí afectan durante toda la vida es la congénita, causado por una ausencia total o parcial de enzima lactasa. Produciendo en los lactantes diarreas severas desde la primera ingesta de leche materna.
Los bebés prematuros suelen tener peor tolerancia a la lactosa ya que el sistema digestivo está inmaduro y tienen menor producción de lactasa a nivel intestinal. Los bebés nacidos a término el sistema digestivo lo tienen más desarrollado y nacen habitualmente con los niveles máximos de lactasa.
Aprende a ver los signos y síntomas
La intolerancia a la lactosa puede compartir sintomatología y signos con la alergia a la proteína de la leche en bebés, como pueden ser:
- Diarrea
- Cólicos abdominales que pueden ir acompañados de llanto descontrolado
- Hinchazón abdominal
- Gases
- Ruidos intestinales
- Náuseas y vómitos
- Pérdida de peso
Pero la alergia al tener implicado el Sistema Inmunitario tiene sintomatología específica que presentarán los lactantes como son erupción cutánea acompañada de picor, sibilancias (sonidos agudos que se producen durante la respiración), moqueo o tos.
En caso de tener alguna sospecha ponte en contacto con el pediatra de tu hijo y será quién diagnostique la patología en caso de que la padezca.
¿Cómo se diagnostica?
Existen varias pruebas y será el pediatra quien decida que prueba o pruebas son las que hay que hacer al bebé o al niño dependiendo de la historia clínica.
Están la prueba de hidrógeno en aliento, pruebas de intolerancia a la lactosa o a la leche mediante un análisis sanguíneo, examen de acidez en la materia fecal, endoscopia y prueba de alergia.
¿Puedo darle el pecho a mi hijo?
Sí, a excepción de una intolerancia congénita, que no podrán tomar leche materna ya que contiene lactosa, los demás niños sí que podrán seguir con la lactancia materna. Lo más habitual es que haya periodos de interrupción, sobre todo en intolerancias secundarias y en bebés prematuros, hasta que recuperen los niveles habituales de lactasa.
Consulta con el pediatra tanto las interrupciones como la continuación con la lactancia materna.
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